Para el poeta italiano Giuseppe Conte el mar es como “un horizonte de libertad, de mutación, de utopía; es una carrera continua hacia un horizonte que no se alcanza sino que nos guía hacia algo nuevo”. En Conte asistimos a una suerte de redescubrimiento del mito, de lo sagrado y la naturaleza toda. De él dirá Italo Calvino que posee «la ávida inquietud de la primera mirada humana que distingue y nombra plantas y animales y constelaciones».

Giuseppe Conte
[Selección y traducción de Antonio Marcano Belisario]
Arqueólogo de mis días, exhumo
los nombres de los árboles, de las flores, por cuyos
campos de exterminio ningún blanco jamás
ha llorado: no recordamos más nada, ni
el olor acre de las raíces, ni el levantarse
inmenso de las mareas ni los meses que la
luna anuncia con la hierba roja o con el
rosado sobre las ramas: los sueños y los deseos también
sepultados.
Archeologo dei miei giorni, dissotterro/ i nomi degli alberi, dei fiori, per i cui/ campi di sterminio nessun bianco ha mai/ pianto: non ricordiamo più nulla, né// l’odore acre delle radici, né l’alzarsi/ immenso delle maree né i mesi che la/ luna annuncia con l’erba rossa o con il/ rosa sui rami: i sogni e i desideri anch’essi// sepolti.
Oteo las últimas calles y las
arenas del gran mar de oscuridad: la noche
una ciudad de mar blanca tiene por muros
pensamientos en turba y largos como olas: yo
pensamiento, yo calle, yo noche. No tengo más
juegos, ganas de reír, de gozar sólo un
poco, al amparo de una desesperación decorada; las
palabras de sobrevivencia buscadas y gastadas, único
regalo: las palmas tupidas de sueño luego, las
últimas, sobre la orilla desigual del gran mar
de oscuridad: el amor que no vale para hacer volver
las mañanas: yo camino, siempre menos
luz, menos calles: en la cumbre
de la tiniebla y de las aguas yo no tengo más
juegos, caen: solo aprendo a esperar
la ubicuidad dulce y florida de la
muerte
(En las primeras horas de la mañana del 7 de julio de 1976)
Perlustrò le ultime strade e gli/ arenili del gran mare di buio: la notte/ una città di mare bianca ha per muri/ pensieri in torma e lunghi come onde: io// pensiero, io strada, io notte. Non ho più/ giochi, voglia di ridere, di godere soltanto un/ poco, al riparo di una disperazione decorata; le/ parole di sopravvivenza cercate e spese, unico// dono: le palme fitte di sogni poi, le/ ultime, sul ciglio diseguale del gran mare/ di buio: l’amore che non vale a far tornare/ i mattini: io cammino, c’è sempre meno// luce, meno strada: al culmine/ della tenebra e delle acque io non ho più/ giochi, cadono: solo imparo ad attendere/ l’ubiquità dolce è fiorita della// morte// (Nelle prime ore del mattino del 7 luglio 1976)
Después de marzo
Olvidar ciudades, nombres, deseos
del hombre: quiero sólo florecer, revivir, yo
no más yo, cayena, acacia
cuenca abierta y temblorosa de una anémona.
Tener pies y nudos de hierba, yo
no más yo, manos enguantadas
de brotes, nuevas pestañas azules, de
concha el tórax, roto y vivo.
He olvidado todo, escribo
porque el olvido es un regalo: no
deseo más que árboles, árboles, muelles
de viento, olas que van y vuelven, el eterno
renacer estéril y mudo de las
cosas
«Marzo fue frío y triste, pero
Luego, abril, praderas, prodigios
De escarlata clara, cerezas, y las primeras
rosas»
Dopo Marzo Dimenticare città, nomi, desideri/ di uomo: voglio solo fiorire, rivivere, io/ non più io, ibisco, acacia/ conca aperta e tremante di un anemone.// Avere piedi e nodi d’erba, io/ non più io, mani guantate/ di germogli, ciglia nuove blu, di scorza il torace, spezzato e vivo.// Ho dimenticato tutto, scrivo/ perché dimenticare è un dono: non/ desidero più che alberi, alberi, prode/ di vento, onde che vanno e tornano, l’eterno// rinascere sterile e muto delle// cose// “marzo è stato freddo e triste, ma/ Poi l’Aprile, praterie, portenti/ Di scarlatto lieve, ciliegie, e le prime// rose»
Si, como dice Borges, los mudos, esclavos
objetos que doran mesas, repisas
nos verán partir sin adioses
y quedarán por manos, párpados futuros
quedará la clepsidra, el peltre, el vidrio
soplado y su arena, como quedan
Baltasar Gracián y Tesauro dentro del metro
ciego de los tratados, de las figuras.
Quedarás, no sé para quién, cuando yo lejos
conozca esa nada que tu segmentas
el evento que tú simulas, el punto de encuentro
entre las flores y los astros, el primer brote.
Tampoco yo te recordaré más. Solo viajar podré
entonces, entre las madres de las rosas y de las galaxias.
Se come dice Borges, i muti, schiavi/ oggetti che indorano tavoli, scaffalature/ ci vedranno partire senza addii/ e resteranno per mani, palpebre future// resterà la clessidra, il peltro, il vetro/ soffiato e la sua sabbia, come restano/Baltasar Gracian e Tesauro dentro il metro/ cieco dei trattati, delle figure.// Resterai, non so per chi, quando io lontano/ conoscerò quel niente che tu segmenti/ l’evento che tu simuli, il punto d’incontro// tra i fiori per gli astri, il primo sgorgare./ Neanch’io ti ricorderò più. Solo viaggiare potrò/ allora, tra le madri delle rose e delle galassie
Hay un punto en donde tu vidrio se angosta
tanto, que la arena lo pasa a granos
y tú que no eres ampolla ni botella
viertes solo para recibir. Tus ríos
no tienen delta ni estuarios, delgados
y precisos van en la nada y retornan.
Estás en ti, no puedes perderte nunca, jugadora
de dados, dama siempre en el espejo.
Peinas el tiempo. Dentro de ti se domestican
las ondas huesudas, las balsas sobre la playa
no hay grito de mistral ni tempestad
nada que te haya nunca disipado.
Esperas mi mano como una tenaza
para tu movimiento breve, sondeado y breve
C’è un punto dove il tuo vetro s’assottiglia/ tanto che la sabbia vi passa a grani./ E tu che non sei ampolla né bottiglia/ versi solo per ricevere. I tuoi fiumi// non hanno delta né estuari, filiformi/ e precisi vanno nel niente e vi ritornano./ Sei in te, non puoi mai perderti, giocatrice/ di dadi, dama sempre allo specchio.// Pettini il tempo. Dentro te si addomesticano/ le onde ossute, le zattere sulla spiaggia/ non c’è grido di mistral né tempesta// niente che ti abbia mai dissipato./ Aspetti la mia mano come una tenaglia/ per il tuo movimento breve, sondato e breve.
Tezcatlipoca
Estoy solo sobre la pirámide de Quautixicalco
He tocado toda la noche, espejo
de arenas ciegas, de nidos vacíos, de
árboles enterrados entre las frías
piedras
Pero ahora nubes como mastuerzos, como
caléndulas se encienden más allá de las puertas
abiertas del aire, ahora se despiertan
los hombres en las casas de la ciudad, las
primeras canoas van por caminos
de agua
Vendrán Xochitl, Quetzal, pero el amor[1]
no basta para hacer volver la mañana.
El amor no sabe los nombres, no conoce el tiempo
de los hombres, el amor que es
destruir, es jugar, arder, deshojar
que es ligero e
inmenso, que da sin pedir, que hace
florecer y reseca, rompe
la corteza y truena, espera la
lluvia
Yo sonido, yo lluvia, yo corteza, yo
piedra, amor, Xochitl, Quetzal juegan ahora, amor,
ahora ríen porque muero: es
amor. El rayo florido alza recintos de
miradas
Yo extiendo las manos abiertas, son
de sangre, son de luz, yo corro
con mis pies, son tierra, son
hierba, son mastuerzos, caléndulas que se abren
de fuego, los grandes cedros sobre los lagos, las
mariposas, las lagartijas que saltan
de los arbustos de salvia, los ciervos
con las patas de caña. Son las
palmas lúcidas y polvorientas, las playas
encendidas por olas largas, los
caracoles arrastrados hasta la orilla del mar:
Xochitl, Quetzal ríen ahora, danzan, y yo
muero, hago volver
el alba
Tezcatlipoca Sono solo sulla piramide di Quautixicalco/Ho suonato tutta la notte, specchio/ di sabbie cieche, di nidi vuoti, di/ alberi affondati tra le fredde//pietre//Ma ora nuvole come nasturzi, come/ calendule si accendono oltre i cancelli/ aperti dell’aria, ora si svegliano/ gli uomini nelle case della città, le// prime canoe vanno per vie// d’acqua// Verranno Xochitl, Quetzal, ma l’amore/ non basta a far tornare il mattino./ L’amore non sa i nomi, non sai il tempo/ degli uomini, l’amore che è// distruggere, è giocare, bruciare, disfiorare,/ che è leggero e/ immenso, che dona senza chiedere, che fa/ fiorire e rinsecca, spacca// la corteccia e tuona attende la// pioggia// Io suono, io pioggia, io corteccia, io/ pietra, amore, Xochitl y Quetzal giocano ora, a-/ more, ora ridono perché muoio: è/ amore. Il fulmine fiorito alza recenti di// sguardi// Io stendo le mani aperte, sono/ di sangue, sono di luce, io corro/ con i miei piedi, sono terra sono/ erba, sono nasturzi, calendule che si aprono// di fuoco, i grandi cedri sui laghi, le/ farfalle, lucertole che saltano/ dai cespugli di salvia i cervi/ con le zampe di canna sono le// palme lucide e polverose, le spiagge/ accese dalle onde lunghe, le/ conchiglie smosse sulla riva del mare:/ Xochitl, Quetzal ridono ora, danzano, e io// muoio, faccio tornare//l’alba
[1] Amor aquí es entendido como sacrificio ritual que implica danza y felicidad ante la muerte.
Nanauatzin
Entre los pómulos y las pupilas tengo noche, tengo
arbustos: no es mía, no es mía la
piel que se abre en surcos, las largas
pestañas de ceniza que vuelan, los
párpados derrumbados: tengo pozos
bajo la nuca, mi boca alta
sobre el cráneo es cráter, tiene bordes
que la lava alcanza, pasa.
No son mis cabellos
fósiles, las largas pestañas de
cenizas, el mentón de caracoles.
Al costado los precipicios son rocas
de cuarzo, nido de serpientes, lluvia
de esquirlas de desierto, y los lados son
arenas que se agrietan, lechos ahora, llanuras
y barreras de algas, móviles, agitadas por las
corrientes
Tengo brazos de golfos, dedos
de promontorios, las uñas ahora atraviesan
el mar hasta el horizonte, tengo rodillas
flacas, de grutas, y mil pulgares de
olas
No amor, recuerdos, piedad, nombre.
Como el mar soltero, individual, consagrado
al juego de la vida en la esterilidad, a
consumirse y hacer nacer.
Surjo. No hay mundo más allá de mis nuevas
manos abiertas, de mis nuevos pies que
corren, son tierra, son hierba, son
las primeras palmas, los primeros altiplanos, son
la mañana, el grito del tulipán salvaje
que quiere florecer. Yo hoy, yo flor, yo
piedra, yo oscuridad, yo luz.
Me levanto en el cielo, caballos ruanos de
nubes
Nanauatzin Fra gli zigomi e le pupille ho notte, ho/ roveti: non è mia, non è mia la/ pelle che si apre in solchi, le lunghe/ ciglia di cenere che volano, le// palpebre crollate ho pozzi/ sotto la nuca, la mia bocca alta/ sul cranio è cratere, ha orli/che la lava raggiunge, passa.//Non sono miei i capelli/ fossili, le lunghe ciglia di/ cenere, il mento di conchiglie./ Nel costato i precipizi sono rocce// di quarzo, tane di serpente, pioggia/ di scaglie di deserto, e i fianchi sono/ sabbie che si fendono, fondali ora, pianure/ e barriere d’alghe, mobili, agitate dalle// correnti// Ho braccia di golfi, dita/ di promontori, le unghie ora traversano/ il mare sino all’orizzonte, ho ginocchia/ magre, di grotte, e mille alluci di// onde// Non amore, ricordi, pietà, nome./ Come il mare celibe, individuale, votato/ al gioco della vita nella sterilità, a/ consumarsi e far nascere.// Sorgo. Non c’è mondo al di là delle mie nuove/ mani aperte, dei miei nuovi piedi che/ corrono, sono terra, sono erba, sono/ le prime palme, i primi altopiani, sono// il mattino, l’urlo del papavero selvaggio/ che vuole sbocciare. Io oggi, io fiore, io/ pietra, io buio, io luce./ Mi alzo nel cielo, cavalli rovani di// nuvole
Del libro El océano y el muchacho (Biblioteca Universale Rizzoli, Milano, 1983).
Giuseppe Conte (Imperia, Italia, 15/11/45). Poeta, dramaturgo, traductor y crítico literario. Sus primeros libros de poesía son bien recibidos por la crítica literaria: El proceso di comunicación según Sade (1975) y El último abril blanco (1979). Se ha dedicado también a la narración de ficción: Primavera incendiada (1980) y Equinoccio de otoño (1987), El imperio y el encanto (1995), El tercer oficial (2002), y Sexo y apocalipsis en Estambul (2018). En octubre de 1994, promovió la ocupación pacífica de la Basílica de la Santa Cruz de Florencia con un grupo de poetas y pronunció un discurso en el que reivindicó la primacía ética y espiritual de la poesía. Para Giuseppe Conte el mar es como “un horizonte de libertad, de mutación, de utopía; es una carrera continua hacia un horizonte que no se alcanza sino que nos guía hacia algo nuevo”. En Conte asistimos a una suerte de redescubrimiento del mito, de lo sagrado y la naturaleza toda. De él dirá Calvino que posee "la ávida inquietud de la primera mirada humana que distingue y nombra plantas y animales y constelaciones". Ha obtenido varios premios, entre los cuales, el premio Montale por Le stagioni (1988) y el Premio Viareggio con Ferite e rifioriture (2006). Es autor del panfleto Carta a los desesperados sobre la primavera (2006) y de obras teatrales y musicales como Boine (1986), Ungaretti hace el amor (2000) y Nausicaa (2002). Ha prologado y/o traducido obras de Walt Whitman, Adunis, Rabindranath Tagore, Jacques Prévert, Pablo Neruda, Serge Rezvani, Juan Gelman, Juan Uslé, William Blake, Percy Shelley, D. H. Lawrence, Victor Segalen y ha editado varias antologías de poesía. Actualmente colabora con varias revistas y periódicos como Il Verri, Nuova Corrente, Sigma, Altro versante, la Stampa, Il Giornale, Il Secolo XIX. Antonio Marcano Belisario (La Guaira, Venezuela, 1967). Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela, 1998), profesor de español e italiano, traductor, editor y promotor de lectura. Editor y compilador del libro La palabra que disuelve la muralla, Antología poética. Centro Penitenciario Región Andina, estado Mérida, Venezuela (Fundación Editorial El perro y la rana, 2010); y editor de Mi libro de cuentos (Idenna, 2012). Premio de Poesía “XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes”, Universidad Central de Venezuela, octubre 1997, Caracas. Ha publicado en Antología de Nadie (Dirección de Cultura UCV, Caracas, 1993) y en 70 poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano (Caracas, Ministerio de Comunicación e Información, 2006).