Antes que la silla
esté vacía
voy a pedir nuevamente
un vaso plástico
para llevar
Algo que nos une
además del corchete
que ataja dos años
de silencio
es la esperanza
de verlo lleno
No quiero ese verano
Ni oír a los loros
en su estado
casi feliz
Mejor es que tus manos
se muevan poco
al tiempo en que las estanco
en mi memoria
Gracias por tu risa
quedará almacenada
cada nota entre las tablas
que pisaste
cuando reías
Nadie saldría,
nadie podría mirarla
mientras se reproduce
y se clava firmemente
Así como ese canto
primero de septiembre
del chincol que esperó
solito el invierno
para soltarlo de repente
al mismo tiempo
que un sol guardado, sus calores
Gracias por regalarla de a tramos
preparada desde niña
esa risa estuvo aguardando
al presente
aguachento, lúdico
perfecto mientras cuelgo
el teléfono y me preparo
inquieta
me arremango la valentía
quiero escucharla,
está lista para quebrarme
Decirme aguda
que nadie quiere
cumplir más años
pero se siguen cumpliendo
para homenajear esa risa
Se viven proporcionales
unos cuantos
para llegar a la puerta
abrirla y encontrarla
cobijando el minuto
al mismo tiempo que será
la risa
ese cuerito despegado
en la herida
que se está abriendo justo ahora
en la habitación.
Desde una rama singular
cuya división perfecta
en los extremos
abre el paso para
la huincha de goma
sobrante de neumático
usado
no muy blanda
para que aun tenga
el vigor tenso
ni muy dura
así la piedra
se blande sin ecos
por el aire
Para evitar el sonido
la piedra debe ser redonda
suavizada ojalá entre las manos
que la acaricien
bordeándola hasta que
no haya aristas
soplándole las fallas
que se entrecorten
en el viento
Debe ser firme
la mano que la sostenga
con la palma seca
por astillarse en la madera
la deja sin el juego
que pudiera hacer
en una palma nueva
o carente del trabajo
La honda perfecta
se encuentra en el camino de un
invierno seco de lluvia
y su poder estalla
cuando quien la maneja
apunta al roedor
y no al animalito
al paso anterior
no a su cuerpo
al lugar en donde
se precipitará y
enterrará los dientes
Los perros saben a quién ladrar
te han ladrado
en la noche
han estudiado la longitud de una rueda
al atravesarla
como goteos del día
no pertenecen a nadie
negocian
un pedazo de choripán.
Inmolan su espesura a cambio
del cañonazo
juego equivalente
a varios ecos
resignados ellos
perdonan la pureza.
(Humedad)
Como al secarse una guinda
al haberse preparado el verano
peinado los pelos
una a una de sus fibras
abrazándolas
separándolas con frío
para conservar su color
traiciona al árbol
entero lo entrega
a la suerte.
Cuando el árbol dice
nosotros
cuando el árbol se mece
con ramas
pelusas
con frutas
la levedad adquirida del otoño.
Cuando el árbol piensa
en nosotros
la guinda lo traiciona
y se deja caer
se entrega a las manos
de quien la coge
sin pensarlo
la muerde
se mancha
se aleja
el cuesco corazón expuesto
lo deja pudrirse
con las manos rojas.
Quién tiene más culpa
el que saca
la fruta
o la fruta
cuando cae.
(Humedad)
Pódcast: Daniella Lillo Traverso

Silvana González Vásquez (Limache, 1995). Licenciada en Artes por la Universidad de Playa Ancha. Diplomado en Escritura creativa de la Universidad Católica de Valparaíso. Premio Roberto Bolaño a la creación literaria joven, categoría Poesía, con la obra Humedad. Gestora, profesora y dueña de taller/sala de ventas de cerámica Ciruelo Taller, Cerro Alegre. “Taller de Poesía de La Sebastiana”, de la Fundación Neruda Valparaíso, 2019. Aceptada e invitada a participar del Festival y antología por Alquimia de Poesía joven Maraña, Valparaíso, 2019. Invitada a lectura del Festival de Poesía Latinale Sur organizado por el servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Será publicada a fin de año por Provincianos Editores (Limache). Escribe textos y reseñas para la web de crítica literaria Plataforma Crítica impulsada por Balmaceda Arte Joven Valparaíso (2019-actualidad). Un relato suyo integra En Verano [Muestra del novísimo relato de la región de Valparaíso], Valparaíso, Schwob Ediciones/La Antorcha Magacín, 2022. Se dedica al dibujo en cerámica, a la pintura, y al grabado.