4 Poemas

Roberto Matta, ilustración para Joyce Mansour, Les Damnations (Editions Georges Visat, 1966).

Joyce Mansour

[Traducción de Eduardo Cobos]

***

Escúchame

Tus manos me escuchan

No cierres tus ojos

Mis piernas permanecen abiertas

Pese a la luz ruidosa del mediodía

Pese a las moscas

No rehúses mis palabras

No te encojas de hombros

Escúchame, Dios mío

He pagado el diezmo

Y mis plegarias valen tanto como las del vecino.

***

Sus cabellos rojos huelen a océano

El sol crepuscular se refleja en la arena muerta

La noche se extiende sobre su lecho engalanado

Mientras que la mujer jadeante temblorosa

Recibe entre sus piernas flexionadas

Los últimos besos de un sol moribundo.

Roberto Matta, ilustración para Joyce Mansour, Les Damnations (Editions Georges Visat, 1966).

***

Que mis senos te provoquen

Quiero tu pasión

Quiero ver ensombrecerse tus ojos

Tus mejillas blanquear en tanto se ahondan

Quiero tus estremecimientos

Que estalles entre mis muslos

Que mis deseos sean satisfechos sobre el suelo fértil

De tu cuerpo sin pudor.

***

Te gusta acostarte en nuestra cama deshecha

Nuestros antiguos sudores no te asquean.

Nuestras sábanas manchadas por sueños olvidados

Nuestros gritos que resuenan en la pieza oscura

Todo esto exalta tu cuerpo hambriento.

Tu feo rostro se ilumina por fin

Porque nuestros deseos de ayer son los sueños de mañana.

© Colección Privada
Joyce Mansour (Bowden, Inglaterra, 1928-París, 1986). Tras estudiar en Inglaterra, Suiza y Egipto, llegó a París donde publicó Cris (1953, de donde hemos tomado los poemas que versionamos), que fue saludado de inmediato por la revista surrealista Medium. A partir de entonces, Joyce Mansour participó activamente en la vida del movimiento surrealista. A Cris le siguieron Déchirures (1955), las prosas de Jules César (1956), Gisants satisfaits, relatos publicados por Jean Jacques Pauvert (1958), Rapaces (1960), Carré blanc (1965), Damnations (ilustrado por Roberto Matta), Bleu des fonds (teatro), Phallus et momies (1969), Histoires nocives (1973), entre otros. La crítica señaló desde sus inicios que su poesía, a través de una suerte de claroscuro en la representación del cuerpo, se vinculaba a un erotismo sombrío y cruel, a la angustia por la muerte, a la rebeldía metafísica y a la libertad. Fue amiga y admirada por André Breton, Michel Leiris, André Pieyre de Mandiargues, Henri Michaux, Hans Bellmer, Roberto Matta, Pierre Alechinsky, o Wifredo Lam.

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