Cronopatía del aburrimiento: el caso de Ernst Lang

Alfredo Durero. Melancolía. Grabado, 1514.

Desde la larga tradición de la vida imaginaria –inventada por Marcel Schwob y recreada por escritorxs de la talla de Borges, Bolaño o Fleur Jaeggy– en la cual se hacen eco el género biográfico y la investigación en fuentes bibliográficas e históricas, este relato nos propone, entre otras cosas, indagar en el aforismo de Pascal: “Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación”.

Ignacio Rojas Vallejo

Poco se sabe de Ernst Lang (1897-1930). De nacionalidad alemana, nacido en el pueblo de Flensburgo. Su padre se hizo rico con la importación de ron en la ciudad. Su madre era de nacionalidad danesa y murió a temprana edad. A los dieciocho años, Ernst viajó a Berlín para estudiar filosofía en la Universidad de Humboldt, carrera que nunca terminaría. Vuelve a Flensburgo a vivir con su padre, quien falleció cuando Ernst tenía 27 años. Un año después, comienza a escribir su única obra en aislamiento voluntario en una casa a orillas del puerto que compró con la herencia de su padre. Se dice que en aquellos años de escritura apenas salía de la casa, puesto que su agenda era muy acotada y específica. Sus escritos consisten en varios diarios que se encuentran de 1925 a 1930, el mismo año de su muerte a la edad de 33 años producto de una meningitis tuberculosa.

Estos escritos son anotaciones y ejercicios sobre la búsqueda del aburrimiento, en donde el autor lo define con la palabra Langweile que literalmente indica un largo rato. Dentro de las ideas que se pueden encontrar en su obra se destaca la búsqueda del paso del tiempo, es decir, evitar cualquier tipo de pensamiento que involucre la abstracción del “aquí y el ahora” (1925, p. 5). Según Lang las personas constantemente evitan el aburrimiento, puesto que es “(…) incómodo y perjudicial para la productividad. El ser humano busca excusas para no encontrarse con el largo rato. El hombre busca actividades inútiles para que la muerte los agarre por sorpresa. El mayor miedo, peor que la muerte espontánea es la consciencia de estar muriendo” (1925, p. 15). “(…) Este sentimiento profundo sólo se puede llegar mediante un prolongado tiempo de tedio y carente de sentido” (1927, p. 356) .

Los pensamientos y reflexiones del autor son difíciles de hallar, debido a que la mayoría de los días responden a actividades concretas sin ningún tipo de reflexión.

Una posible hipótesis a la búsqueda de Lang es el epígrafe de Blaise Pascal, el cual se encuentra al inicio del primer diario: “Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación”.

Lang sostiene que el largo rato necesita de un trabajo meticuloso, puesto que es un estado que se debe buscar, que solo se llega en condiciones de un tedio inenarrable. Lo define de la siguiente manera: “No es fácil aburrirse profundamente (es ist einem langeweiling), la mente es activa, sinuosa y terriblemente esquiva. Buscar el largo rato no se trata de vaciar la mente de pensamientos, sino de encontrar un estado doloroso de estar en el tiempo (zeit sein)”  (1930, p. 33)

Durante sus cinco años de escritura su agenda mantiene una constancia en los días y  horarios. Todos los días se acostaba a las nueve de la noche y se levantaba a las cinco de la mañana con una nueva actividad. Estas tienen diferentes duraciones, algunas de varias horas y otras que duraban al menos media hora. Las actividades a veces se repiten o se reinventan con algún tipo de patrón. Como hallar diferentes lugares y ángulos para dormir: debajo de la cama, sentado en una silla, arriba de la mesa del living. Lang señala las posiciones ineficientes para el largo rato:

“15 de Marzo de 1925

21:00 a 05:00

Posiciones para dormir V – Dormir en la cama boca arriba

Dormir boca arriba no es eficiente. La frente al estar apuntando hacia el cielo nos remite a una posición profundamente imaginativa. Esto se puede deber a mi vínculo de la posición con la infancia, de cuando me arrancaba de la escuela e iba al puerto. Me sentaba en el pasto a mirar las nubes y podía estar horas encontrando diferentes formas. Por lo tanto, si se mira al techo boca arriba, aunque sea de textura plana, posiblemente aparezcan formas difusas que se pueden manifestar como puntos, hilachas o el efecto de ‘moscas volantes’ sobre dicha superficie que se mira antes del sueño. La mente puede divagar por estas formas y estos movimientos al igual que las nubes, el tiempo no pesa sino que se agiliza. De hecho me quedé dormido rápidamente.”

Se desconoce la posibilidad de vincular el pensamiento de Lang con la filosofía oriental o la meditación, puesto que hasta el momento no se han encontrado estudios o lecturas que demuestren lo contrario. En sus diarios de 1926 (p. 431) describe una práctica que podría ser parecida a la meditación, pero sólo en un sentido práctico. La meditación zen por ejemplo, cuenta con el zazen. El zazen  consiste en la práctica de estar sentado con las piernas cruzadas, la columna recta, el mentón entrado y la nuca estirada. Esto junto a la ausencia de intención, sin buscar ni pretender nada. En este sentido la meditación es un fin en sí mismo, a diferencia de las práctica de Lang que se trata de alcanzar el largo rato. Es interesante revisar las variaciones de postura para buscar el aburrimiento. Señala varias que consisten en estar sentado, incluso una de ellas es muy parecida a la del zazen:

“17 de Septiembre de 1926:

09:00 a 12:00

Posiciones del largo rato XXVI – Sentarse en el piso y cerrar los ojos

Al principio es inútil, la mente divaga en recuerdos y pensamientos. Apareció mi madre hablando en danés con la señora Poulsen.

Me crucé de piernas. Intenté concentrarme solo en la respiración y mi mente alcanzó un estado de tranquilidad. Estuve así por largo rato y me di cuenta de que esta técnica es altamente efectiva para evitar la divagación. Pero esto es una trampa, la tranquilidad se produce por la comodidad en la que se encuentra el cuerpo. Sumado a esto, la respiración parece ser lo más preocupante. Concentrarse en la inhalación y exhalación constante comienza a ser un reto natural para la mente. Es decir, que esta práctica de constancia no es muy diferente a una rutina para los músculos del cuerpo. Llega a ser una sensación motivante y satisfactoria. Por lo tanto, altamente productiva.”

Lang no era médico ni psiquiatra, pero se tomaba ciertas licencias para auto diagnosticarse. Según él, padecía de cronopatía, esto es: “(…) la obsesión por el tiempo y la dificultad para detenerse, inclusive ante el agotamiento” (1926, p. 11). Es interesante relacionar el concepto de Lang con nuestra época contemporánea. Esta idea de distribuir el tiempo de forma eficiente y la sensación de una mayor productividad. En los tiempos modernos las empresas e instituciones valoran estas características en sus empleados. También, es bien visto que las personas muestren que carecen de tiempo, tanto en sus círculos sociales como en las plataformas digitales. Aunque para Lang esta noción de productividad ha sido mal empleada por la humanidad, postula que: “El negocio y la productividad no es más que una huida hacia delante.” (1929, p. 151). Además señala que: “(…) las guerras producidas por el hombre a lo largo de la historia son otro indicador de la incapacidad de la quietud de buscar el largo rato”. En este sentido, la cronopatía, en la práctica es muy parecida a la que ejerce Lang en cuanto a la distribución de sus actividades, pero resulta totalmente contraria a los fines que se buscan en cuanto a la productividad. Puesto que para las lógicas de hoy la producción se considera como una característica positiva, mientras que para Lang esto último es el origen de todos los males.

Ernst Lang fue encontrado muerto en su departamento adentro de un mueble de su cocina. Sus manuscritos fueron editados por la Universidad de Humboldt en 1945 y traducidos al inglés, francés y español.

Bibliografía

LANG, Ernst, Diario I (1925), Madrid, Alianza, 2001.

LANG, Ernst, Diario II (1926), Madrid, Alianza, 2001.

LANG, Ernst, Diario III (1927), Madrid, Alianza, 2001.

LANG, Ernst, Diario IV (1928), Madrid, Alianza, 2001.

LANG, Ernst, Diario V (1929), Madrid, Alianza, 2001.

LANG, Ernst, Diario VI (1930), Madrid, Alianza, 2001.  

Ignacio Rojas Vallejo. Ha realizado diferentes proyectos cinematográficos en Chile y Argentina. Como director y guionista llevó a cabo el cortometraje De la vida de ciertas estatuas (2017), el cual fue seleccionado para el Laterale Film Festival de Cosenza, Italia. Actualmente desarrolla su ópera prima Lo que queda de un video de moda.

2 comentarios sobre “Cronopatía del aburrimiento: el caso de Ernst Lang

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