Bandera negra al choque

© Archivo Sergio Guerra

El libro de Dalmazzo traslada los elementos verbales mediante el despojo de sus características visuales. Las dimensiones de las frases se vuelven uniformes y se presentan una tras otra en una secuencia sin corte. El orden dispuesto a la selección viene de la mano del autor. El libro otorga a los rayados de la revuelta, de carácter efímero, la posibilidad de permanecer más allá del espacio y tiempo en el cual se presentaron. Es una forma de prolongación. Una forma de archivo de la revuelta que se suma a otras instancias como el Museo del Estallido Social, aunque de un modo diferente.

Sergio Guerra


La mala memoria de este territorio es herida profunda.

Anónimo

En el libro El lenguaje es un arma de largo alcance (2020), vemos en la portada una bandera chilena negra trazada con líneas blancas que fue un emblema frecuente en la revuelta del 2019. La bandera es atribuida al artista Martín Gubbins, mientras que el libro en cuestión es atribuido al escritor Flavio Dalmazzo, aunque no era su intensión figurar como autor del libro, ni la de Gubbins hacerse acreedor de signatura. Aquel será nuestro primer nudo a pensar; la cuestión de la autoría durante el tiempo de la revuelta. En un segundo momento, veremos las implicancias de los movimientos entre diversos soportes que El lenguaje propone.

Flavio Dalmazzo (comp.). El lenguaje es un arma de largo alcance. Santiago, Pez Espiral, 2020.

Las atribuciones autorales operan en toda obra, salvo que las identidades sean completamente invisibilizadas, ¿es posible algo así? El gesto de borrar toda huella del autor no lo hemos visto en obras individuales, pero las reconocemos de diversa manera en las formas de lenguaje que articuló la revuelta. Estéticas que han tomado la forma de un neocarnaval durante el transcurso de las revueltas dosmileras; desde las estudiantiles de 2006-2011, pasando por las reivindicaciones feministas de 2018 y con plena expresión en 2019. Fue desde comienzos de éste, el 18 de octubre y hasta el 18 de febrero del 2020 que Dalmazzo tomó rayados de frases o versos desde los muros de Santiago y Valparaíso. Cuatro meses de recopilación de esquirlas verbales en los muros, que posteriormente se inscriben en el flujo del bloque escritural que asume la forma-texto del libro. Un bloque que a lo largo de decenas de páginas hace aparecer un discurso, que no corresponde a la linealidad temporal de la revuelta, sino a un criterio de composición desplazado.

La reseña que acompañó al libro durante su circulación en los medios literarios decía “Contra el gris, contra el plomo, contra el blanqueamiento. Contra el olvido. Un hervidero de escrituras, un sinfín de voces aullando: atisbo momentáneo, retazo de ese inmenso poema colectivo que escribimos y seguimos escribiendo”. El 19 de febrero de 2020 amanece borrado todo el frontis del Centro Cultural Gabriela Mistral con pintura. Operación que se volvió frecuente en varios muros de la ciudad las semanas previas. El libro se propone desde ahí como un archivo de esa polifonía que articuló este poema colectivo. Habría que señalar; registro que corresponde a un recorte preciso; de una parte, de la parte verbal escrita por la revuelta. Acto de traducción y de modulaciones de intensidades. Coincido en que la revuelta se puede pensar como una entidad artífice que gesticula un lenguaje propio y que agrupa las singularidades creativas bajo una gravitación común. A esto nos referimos cuando hablamos del “pensamiento de la revuelta”, el cual se manifiesta a través de estos acontecimientos estéticos.

A partir de la noción de “poema colectivo” podemos pensar la cuestión autoral. Roland Barthes en su clásico ensayo sobre la “muerte del autor”, plantea que el autor debe pasar a un segundo plano al momento de la lectura ya que el texto trasciende las intenciones de este. Ante la obra de Dalmazzo nos preguntamos ¿cómo leer un libro cuyo material es un conjunto de frases redactadas originalmente en los muros? ¿Podríamos hacer una lectura sin consideraciones extraliterarias?

Para Barthes “es el lenguaje, y no el autor, el que habla; escribir consiste en alcanzar, a través de una previa impersonalidad (…) ese punto en el cual sólo el lenguaje actúa, «performa», y no «yo»” (109). Esta realización performativa del lenguaje, señala una disminución de la presencia del autor en el texto lo que desestabiliza la noción de genio creativo. Disminuir la centralidad del autor de un texto hace aparecer el contexto y las condiciones de posibilidad materiales que subyacen. El libro de Dalmazzo hace que lo que predomine sea el lenguaje escrito por la revuelta en cuanto contexto que hizo posible al texto. Barthes dice que “el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura”, una afirmación que resume con precisión a este libro: un trabajo de ensamblaje que organiza cada frase, como ladrillos colocados uno tras otro; frases que provienen de la tradición de las disputas políticas chilenas, a las cuales se suman consignas con reivindicaciones interseccionales, o que vienen desde la cultura de masas; del mayo francés; del habla cotidiana y de la poesía chilena. En la primera página se lee:

Flavio Dalmazzo (comp.). El lenguaje es un arma de largo alcance. Santiago, Pez Espiral, 2020, p. 9.

Matapacos vive. Chile será la cuna y la tumba del neoliberalismo. Nadie + sin casa. Las amigas cuidan los pacos violan. ¡Viva la pesca artesanal! Terrorismo de Estado. A.C.A.B. Nos están dejando ciegos. Piñera: mi hijo de 6 años cree que no fuiste al jardín, porque no sabes escuchar. Gracias, juventud. No es sequía es saqueo. 1312. No + Abusos. No + Muerte. Hemos vuelto a querernos. DIGNIDAD. Ríos libres. Lo que hacemos en la vida resuena en la eternidad. Chile es su pueblo. Sigamos escribiendo nuestro futuro. Llevo 86 años siendo explotada. Brigada antiyuta. Qué alegres son las obreras. ¡Fuera dictador! El agua vale más que el oro. Lucha como la Gladys. NI PERDÓN NI OLVIDO. Sin rendirse. ¡arde! Corte de ruta y asamblea. Piñera asesino. Y k pza. En Kayser los mataron y los quemaron. La Parada Militar cuesta 300.000.000. Nos organizamos o desaparecemos. La memoria salva vidas. Evade a tu familia pinochetista. MUERTE A LA PAZ (9).

© Archivo Sergio Guerra

Foucault por otra parte en su libro ¿Qué es un autor? (1969) dice que el autor es reconocible en el texto literario. Lo llama función-autor y correspondería tanto al nombre que firma el texto como a los signos característicos de su forma de hacer. Señala además que el autor se volvió predominante cuando los discursos comenzaron a atentar contra el poder y se necesitó de un autor que se hiciese responsable de ellos para poder ajusticiarlo. Foucault resalta que la función-autor cambia con el tiempo. De ahí que en esa instancia de suspensión del tiempo cotidiano del neoliberalismo abierto por la revuelta; la noción de autor se viera afectada impulsando a los creadores al anonimato, aunque como hemos visto, posteriormente, una vez restaurado el orden social, también se restauraron las autorías, este efecto retroactivo llegó incluso a disputas legales por derechos de autor, lo que señala el agotamiento de la revuelta, y el subsecuente retorno de las dinámicas de poder que reafirmaron propiedad autoral incluso sobre obras que surgieron como esfuerzos colectivos y anónimos.

(…) para un discurso, el hecho de tener un nombre de autor, el hecho de que pueda decirse que «esto ha sido escrito por fulano», o que «fulano es su autor», indica que este discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, una palabra que se va, que flota y pasa, una palabra inmediatamente consumible, sino que se trata de una palabra que debe ser recibida de un cierto modo y que debe recibir, en una cultura dada, un cierto estatuto (Foucault, 15).

¿Cambia el sentido de las consignas agrupadas en el libro de Dalmazzo una vez que podemos decir que su función en cuanto autor fue recolectar y componer? ¿Podemos decir que no hay autor en las escrituras rayadas en los muros durante la revuelta? ¿Nos podría resultar útil llamar autor a esa entidad colectiva y anónima que se expresó durante el estallido? ¿Qué articulaciones críticas podemos levantar a partir de la noción de un autor colectivo? Uno podría considerar que todo lo que se hizo durante la revuelta poseía esta autoría colectiva, o era una obra de la revuelta; función-autor como despliegue colectivo. Es más o menos sencillo llegar a esta idea ya que el anonimato que predominó empujó a esto. En una segunda fase, de restauración del tiempo neoliberal, las lógicas de propiedad se restablecieron. En aquel momento la fuerza del pensamiento de la revuelta fue abandonada. Sin embargo, hubo aquellos que a través de los medios instituidos consiguieron una prolongación, torsión y replanteo de las formas de la revuelta. En esa segunda rearticulación con vista a una memoria reflexiva se inscribe Dalmazzo. Dicho lo anterior, volvamos al libro para pensarlo según nuevas coordenadas.

Al abordar la cuestión de los soportes y sus desbordes, se nos plantean ciertas tensiones de estatuto estético. ¿Qué se pierde al trasladar las consignas callejeras al libro? ¿Qué potencias poseen los textos literarios que fueron trasladados a las paredes? ¿Pierden literariedad por estar rayados con spray sobre una superficie saturada de visualidades? Por una parte, la materialidad del muro —su rugosidad, su exposición pública, su relación con el espacio urbano— se diluye en la página impresa. La colectividad que da origen a los rayados encuentra en el libro un medio para perpetuarse y expandirse, los libros por otra parte consiguen una ampliación tipográfica de escalas que los disponen a diversos medios de reproducción y circulación. Amplificación en ambos casos de sus lecturas, y de sus formas de lecturas. Frases para un lector colectivo que una vez vertidas de los muros al papel configuran un lector otro. Que habituado a leer en las páginas impresa; textos literarios o que han tenido un tratamiento de edición, se encuentran frente a una escritura que moviliza el arabesco urbano hacia el artefacto libro. La lectura de consignas se torna lectura de un poema colectivo según la apertura mentada. Consignas como versos que llevan la mano de una composición ordenadora de fragmentos. Alguien o algo asume la función-autor. Emerge una entidad, un pensamiento que se apodera de la ciudad y que se extiende a través de los intestinos de sus instituciones.

© Archivo Sergio Guerra

El libro de Dalmazzo traslada los elementos verbales mediante el despojo de sus características visuales. Las dimensiones de las frases se vuelven uniformes y se presentan una tras otra en una secuencia sin corte. El orden dispuesto a la selección viene de la mano del autor. El libro otorga a los rayados de la revuelta, de carácter efímero, la posibilidad de permanecer más allá del espacio y tiempo en el cual se presentaron. Es una forma de prolongación. Una forma de archivo de la revuelta que se suma a otras instancias como el Museo del Estallido Social, aunque de un modo diferente. En el libro de Dalmazzo hay un acto curatorial que plantea un orden que le da sentido a las partes. Es la realización de un texto unificado a partir de la recolección de frases, es la lectura previa de Dalmazzo que está leyendo las formas de un texto que se encuentra estallado en los muros durante el estallido para luego darle una forma unitaria. Es un lector que con su lectura genera otros lectores. Amplía la mirada sobre lo que fue la revuelta al trasladar los elementos.

¿Desde qué lugar podríamos leer nosotros esta lectura de los muros de la ciudad como poema colectivo? Se nos presenta sin embargo en el libro como un largo bloque escritural. ¿Por qué no lo pensamos como prosa colectiva? Aunque ha pasado por el rasero compositivo de Dalmazzo. ¿Podemos seguir considerando colectivo a este libro? ¿Qué es colectivo y qué no lo es? ¿Acaso los poetas no encuentran frecuentemente el material de sus obras en el mundo? ¿Qué sentido tiene entonces la noción de poema colectivo? Un autor como Nicanor Parra realizaba un trabajo de recolección de fragmentos dispersos de oralidad y escritura, y los trasladaba a sus poemas. Parra buscaba esa despersonalización del lenguaje. Buscaba la indeterminación del sujeto lírico.

Me parece que la potencia del trabajo así planteado por Flavio, radica en la composición con fragmentos de un “texto” de carácter anónimo y colectivo que hemos llamado el ‘pensamiento de la revuelta’ para dar con una textualidad que guarda como un ánfora la amalgama de una dispersión simbólica en que se puede reconocer la fuerza desatadas en la revuelta. En el libro el autor queda reducido al mínimo y de no consignarse como agente recolector de frases, el gesto sería completo. Su acción de recolección y composición permite una lectura diferente de los materiales. El sentido del libro, me parece, está no tan solo en el trabajo de memoria, sino también y no menos importante, en la invención de un lector. Este lector ha sido conjurado a leer la revuelta, su pensamiento, sus desbordes y presencias estéticas como un poema. Se desprende una teoría para leer la revuelta que consiste en pensarla como una presencia radical de lenguaje capaz de tocar los bordes del sentido. Ahí es donde veo la potencia de este libro que no repite la equívoca caída en la voz lírica para representar los acontecimientos de octubre sino que acierta en trabajar con la indeterminación de una entidad colectiva para señalar el carácter abierto de su desmesura.

Dalmazzo, Flavio (comp.). El lenguaje es un arma de largo alcance. Santiago, Pez Espiral, 2020.

© Kika González

Sergio Guerra (1989). Escritor, investigador, docente. Estudió Artes, Literatura y Filosofía. Tras cuatro años de viaje por el continente, se radicó en Valparaíso, donde ha coordinado eventos poéticos, principalmente a través del colectivo Kontranatura. Como docente imparte cursos de Cultura Visual e Historia del Arte. Como investigador aborda la noción de carnavalización de la política, el arte y la literatura chilena en el siglo XX y la teoría de la creación. Publicó Fiebre (Anagénesis, 2018), Tectónica de clases (2020) y Tracción a sangre (Schwob Ediciones, 2023). Hizo parte de la antología En Verano [Muestra del novísimo relato de la región de Valparaíso], publicado en el n° 5 de nuestra revista. Otros textos de Guerra en los números 8, 10, 14, 17, 18. El artículo que publicamos en esta ocasión, hace parte del libro La (re)vuelta del carnaval, el cual será publicado prontamente por editorial TEGE de Santiago.

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