Soy un espacio vacío
Lloro y ni sé por qué lloro.
Escapo dentro de mis paredes
me muevo de un lado a otro.
– quiero gritar –
No hay señal de alarma
que sea coherente
para mis pequeñas tragedias.
Adentro
todo
flota
pero nada se ahoga
ni grita auxilio.
Las palmas de mis manos duelen.
Y mi tristeza da cada vez más asco
Ahora duermo temprano:
para no recordar a los seres desterrados
que me saludan
como viejos amigos.
Los abrazo, con mis manos, los asfixio de cariño
pero sucede que mi tristeza, no es suficiente.
da risa
es estúpida
El mundo se alimenta:
los problemas importantes
son cada vez más importantes
el frío me vuelve pequeña.
Y en la intemperie
mi mirada torva
no asusta a nadie.
El muro
Así comencé a latir sobre las piedras
Jesús Serra
Un muro tras otro muro se rompe. Ya no hay ruido, ni ceremonias, ni cuerpos que se arrastran apretados unos contra otros. Ya no existen contrariedades, ni insultos que reemplacen este cuerpo que ahora es mío y me posee. El viento es cómplice de mis días felices y de los momentos en que entiendo que sonreír no se deriva precisamente de la verdad, sino de algo que viene más de adentro. Todo lo que pesa se ha vuelto mi cura, lo entiendo cuando lloro y mis lágrimas arden sobre las piedras. Tropiezo y el muro es el fiel recordatorio de que mis labios están resecos y la acuosidad de mis pupilas es cada vez peor. Entiendo que mis ojos son organismos que se mueven, se abren y se observan, pero no logran entender su propia ceguera. Entiendo que el naufragio es dejar de respirar la tinta que se cuece por dentro de mi piel.
Fósforo en lo oscuro
Ante todo camino sola, siempre vidente de las cosas que se
pudren
Ante todo escribo para no hablar
ensimismada en el no lugar
Sigo buscando
la última flor o la sirena sin brazos
que con todo en su contra permanece viva
Pero el amor no hace más
que alejarme de mi misma
Contemplar ante el espejo la posibilidad del descanso
Pero los poemas no son versos bonitos
o palabras combinadas
con el misterio o la pureza suficiente
El poema es lo que se ve, detrás del espacio vacío
Una lengua, larga y húmeda
que se jala como un trapecio
Es eso que no está
lo que buscas ser
lo que encuentras en el otro
Y que como un fósforo
te quiebra la luz.
Un bonito lugar
Pájaro mordido por el suelo
Pájaro abierto por la mitad
Pájaro convertido en serafina
con corazón blanco y negro
y serenidad en desuso
Pájaro tonto
pájaro insólito
Que me recuesta el piquito
que me picotea la mancha
Que me come la arteria
que abre las alas
y se para en mi pecho
Que deja mierda en mi hombro
y después me canta las mañanitas
con el pico a todo abrir
Que se acerca y cuando lo quiero tocar se aleja
que me busca para que le vea
las alas abiertas
y luego se va.
Que me ensucia
pero se arropa con mi cabello
bajo la lluvia
Que me advierte de mi presencia
cuando yo ni siquiera la veo
Que son dos y yo ni se cual es cual
de pronto se van
y solo me dejan
la suciedad en el hombro
Me dejan la mierda
como un bonito lugar
en el que tomar el sol.
Mi alma tan idiota
Se acerca la filosofía a nuestro cuello
Los dos a oscuras
en posición vertical a la luz
dormimos sobre sábanas blancas
como si la noche terminara
/ dentro de nosotros mismos.
Una emanación parasitaria
Dos cuerpos pasivos
que se necesitan
para contener el silencio.
Se debe a que padecemos de una infinita pereza
por eso nos concentramos en callar el canto.
Ya el silencio dejo de vernos
Se ha vuelto ciego
Abatido por las voces
asume nuestras palabras como monstruos medievales
Derivaciones de una noche borrosa
que fue extraña porque no pudo ser íntima
ajustada como un guante
a nuestro muñón de alma
(citando a Andrade)
Estamos juntos
la cama
Es grande demasiado grande
Lo sabemos.
El espacio vacío apremia algún calor.
Tus piernas sobre las mías
sin rodeo
con un descaro infinito
tan cálidas
que se derriten
encima
y zumban con todo su poder
en mi alma
tan idiota.

Pamela Rahn Sánchez (Caracas, 1994). Es autora de los poemarios: La silla vacía antología poética (2021), El radio de pilas y otros poemas (2020), La luz entre las cosas (2020), Breves poemas para entender la ausencia (2019), Flores muertas en jarrones sin agua (2017) y El peligro de encender la luz (2016). Ha sido publicada en diversas revistas online POESIA, Jampster, Vallejo and Company, Buenos Aires Poetry, Letralia, Canibalismos, entre otras. Forma parte de antologías nacionales e internacionales tanto de poesía como narrativa. Ganadora del concurso Physis de la Universidad Católica Andrés Bello y del premio Gloria Fuertes de Poesía Joven con su libro Breves poemas para entender la ausencia. En los espacios de la Fundación La Poeteca exhibió «Papeles renacidos», dónde mostró por primera vez en físico sus collages. En 2022 fue residente en el International Writing Program (IWP) de la Universidad de lowa y en City of Asylum en la ciudad de Pittsburgh. Actualmente reside en la ciudad de Caracas. Es cocreadora del taller de escritura experimental “El objeto y la memoria”.

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