Pamela Rahn Sánchez


Soy un espacio vacío

 Lloro y ni sé por qué lloro.  

Escapo dentro de mis paredes 

me muevo de un lado a otro.

 – quiero gritar –

No hay señal de alarma

                                   que sea coherente 

                                   para mis pequeñas tragedias.

 Adentro 

            todo

                   flota

pero nada se ahoga  

ni grita auxilio.

Las palmas de mis manos duelen.

Y mi tristeza da cada vez más asco

Ahora duermo temprano:

 para no recordar a los seres desterrados

                             que me saludan

                            como viejos amigos. 

Los abrazo, con mis manos, los asfixio de cariño

 pero sucede que mi tristeza, no es suficiente.

 da risa

 es estúpida

 El mundo se alimenta:

los problemas importantes 

           son cada vez más importantes 

el frío me vuelve pequeña.

 Y en la intemperie 

              mi mirada torva

                  no asusta a nadie.

El muro

 Así comencé a latir sobre las piedras

 Jesús Serra

Un muro tras otro muro se rompe. Ya no hay ruido,  ni ceremonias, ni cuerpos que se arrastran apretados  unos contra otros. Ya no existen contrariedades, ni  insultos que reemplacen este cuerpo que ahora es  mío y me posee. El viento es cómplice de mis días felices y de los momentos en que entiendo que sonreír no se deriva precisamente de la verdad, sino de  algo que viene más de adentro. Todo lo que pesa se ha vuelto mi cura, lo entiendo cuando lloro y mis lágrimas arden sobre las piedras. Tropiezo y el muro  es el fiel recordatorio de que mis labios están resecos  y la acuosidad de mis pupilas es cada vez peor. Entiendo que mis ojos son organismos que se mueven, se abren y se observan, pero no logran entender su propia ceguera. Entiendo que el naufragio es dejar de respirar la tinta que se cuece por dentro de mi piel.

Fósforo en lo oscuro

Ante todo camino sola, siempre vidente de las cosas que se

pudren

Ante todo escribo para no hablar

ensimismada en el no lugar

Sigo buscando

la última flor o la sirena sin brazos

que con todo en su contra permanece viva

Pero el amor no hace más

que alejarme de mi misma

Contemplar ante el espejo la posibilidad del descanso

Pero los poemas no son versos bonitos

o palabras combinadas

con el misterio o la pureza suficiente

El poema es lo que se ve, detrás del espacio vacío

Una lengua, larga y húmeda

que se jala como un trapecio

Es eso que no está

lo que buscas ser

lo que encuentras en el otro

Y que como un fósforo                    

                           te quiebra la luz.

Un bonito lugar

 Pájaro mordido por el suelo 

                   Pájaro abierto por la mitad

Pájaro convertido en serafina

                   con corazón blanco y negro 

                   y serenidad en desuso

Pájaro tonto

                          pájaro insólito

Que me recuesta el piquito 

                    que me picotea la mancha

Que me come la arteria 

                          que abre las alas 

                           y se para en mi pecho

Que deja mierda en mi hombro

               y después me canta las mañanitas 

                 con el pico a todo abrir

 Que se acerca y cuando lo quiero tocar se aleja

                           que me busca para que le vea 

                            las alas abiertas

                            y luego se va. 

Que me ensucia

                           pero se arropa con mi cabello

                           bajo la lluvia 

Que me advierte de mi presencia 

                            cuando yo ni siquiera la veo 

Que son dos y yo ni se cual es cual 

                              de pronto se van

                               y solo me dejan 

                               la suciedad en el hombro  

Me dejan la mierda 

                               como un bonito lugar 

                               en el que tomar el sol.

Mi alma tan idiota

Se acerca la filosofía a nuestro cuello

Los dos a oscuras

en posición vertical a la luz

                   dormimos sobre sábanas blancas

                              como si la noche terminara

                           / dentro de nosotros mismos.

Una emanación parasitaria

Dos cuerpos pasivos

que se necesitan

para contener el silencio.

Se debe a que padecemos de una infinita pereza

por eso nos concentramos en callar el canto.

Ya el silencio dejo de vernos

                      Se ha vuelto ciego

Abatido por las voces

asume nuestras palabras como monstruos medievales

Derivaciones de una noche borrosa

que fue extraña  porque no pudo ser íntima

ajustada como un guante

a nuestro muñón de alma

(citando a Andrade)

Estamos juntos

la cama

Es grande                 demasiado grande

Lo sabemos.

El espacio vacío apremia algún calor.

Tus piernas sobre las mías

sin rodeo

con un descaro infinito

tan cálidas

que se derriten

encima

y zumban con todo su poder

en mi alma

tan idiota.


Pamela Rahn Sánchez​​ (Caracas, 1994). Es autora de los poemarios:​​ La silla vacía​​ antología poética (2021),​​ El radio de pilas y otros poemas​​ (2020),​​ La luz entre las cosas​​ (2020),​​ Breves poemas para entender la ausencia​​ (2019),​​ Flores muertas en jarrones sin agua​​ (2017) y​​ El peligro de encender la luz​​ (2016). Ha sido publicada en diversas revistas online POESIA, Jampster, Vallejo and Company, Buenos Aires Poetry, Letralia, Canibalismos, entre otras. Forma parte de antologías nacionales e internacionales tanto de poesía como narrativa. Ganadora del concurso Physis de la Universidad Católica Andrés Bello y del premio Gloria Fuertes de Poesía Joven con su libro​​ Breves poemas para entender la ausencia. En los espacios de la Fundación La Poeteca exhibió «Papeles renacidos», dónde mostró por primera vez en físico sus collages. En 2022 fue residente en el International Writing Program (IWP) de la Universidad de lowa y en City of Asylum en la ciudad de Pittsburgh. Actualmente reside en la ciudad de Caracas. Es cocreadora del taller de escritura experimental “El objeto y la memoria”.

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