
El Despertar de los Trabajadores (el primer diario socialista del país, al decir de Recabarren) fue mucho más que un medio de prensa. En el local del diario se llevaban a cabo múltiples actividades relacionadas con el gremialismo sindical, la acción partidaria y las dinámicas culturales: funciones teatrales, recitales de poesía, música, conferencias y charlas. El local también acogió al Partido Obrero Socialista y a la sucursal iquiqueña de la Federación Obrera de Chile.
Eduardo Cobos
El 21 de mayo de 1912, el tipógrafo-obrero Luis Emilio Recabarren llamaba a los trabajadores salitreros a finalizar todo vínculo con el Partido Demócrata. Y a los días, el 24 de ese mes, se fundaba oficialmente el Partido Obrero Socialista (POS) en Iquique. El connotado dirigente, al proponer la ruptura con este partido, conglomerado en el cual había militado de manera consecuente por casi tres lustros, hacía énfasis en que los demócratas eran superados por las circunstancias al realizar alianzas con la burguesía y no representaban los ideales socialistas a los que aspiraba la clase obrera.
El POS no era el primer intento de organización política de los trabajadores de llevar a la práctica las ideas socialistas en el país. Sin embargo, las características esgrimidas por el nuevo partido lo diferenciaban de sus antecesores al alejarse de las tendencias cooperativistas y en asumir, por primera vez, una orientación marxista. Asimismo, el planteamiento orgánico del POS lo posicionaba, siguiendo su extracción de clase obrera y artesanal, como un partido de mayor arrastre, moderno y nacional. En este sentido, Carmelo Furci señala: “El POS fue el primer partido del movimiento obrero en tener una estructura nacional (…). Este es un hecho importante, particularmente en un país como Chile, donde uno de los mayores obstáculos para la organización de la clase obrera era la fragmentación de las áreas productivas. Así, la creación de una organización como el POS contribuyó a la unificación de los obreros como clase, dando fuerza y consistencia al movimiento, particularmente con respecto al crecimiento de sindicatos bastante fuertes. La aparición del POS como organización nacional se debe considerar como el primer paso en la unificación de la clase obrera chilena”[1].
El Despertar de los Trabajadores el medio para un fin
Para Recabarren el medio idóneo de realizar el anuncio de ruptura con su antigua militancia, y convocar a engrosar las filas de la incipiente organización socialista, había sido el periódico El Despertar de los Trabajadores (cuyo primer número apareció el 16 de enero de 1912), que él mismo había implementado en un taller de imprenta de su propiedad. Sin este recurso, pensaba el tipógrafo-obrero, quien además contaba con una vasta experiencia en el periodismo[2], todo esfuerzo de llevar a buen término sus propósitos podían ser considerados inútiles, porque la prensa de clase era parte indispensable para el avance de las luchas del movimiento sindical, teniendo la misión de “instruir, enseñar y guiar al trabajador, para que él solo se defienda de sus opresores”[3].
En todo caso, la prensa de índole popular ya había ganado un sitial destacado desde la segunda mitad del siglo XIX; y hacia fines de esa centuria el periodismo sindical daba cuenta –con mayor o menor adhesión, dependiendo de la línea editorial del impreso– de la cada vez más relevante incidencia de los sectores obreros en la escena social, siendo voceros de las luchas reivindicativas, el quehacer sindical y las propuestas políticas[4]. En palabras de Manuel Loyola: “La intención de hacer del impreso y su uso factores prioritarios para los fines de la emancipación de las clases proletarias, radicó en una convicción básica y ampliamente compartida por las organizaciones socialistas de finales del XIX: la verdad y su razón existían y podían ser adquiridas universalmente, en particular por quienes así se lo propusieran, sea por vía de la reflexión informada, sea por vía de su apreciación perceptiva y moral. Por tanto, y si bien el acceso a lo efectivo y correcto imponía algunas exigencias de entrada –interés y sinceridad, por sobre todo– lo fundamental fue que aún entre los mayoritariamente sometidos a la ignorancia y el engaño, cabía la posibilidad de sacudirse de su vileza, accediendo a las luces del progreso y la razón”[5].




Portadas de la prensa obrera de la época: 1. El Guía del Pueblo, 1875. 2. El Obrero Ilustrado, 1906. 3. La Palanca, 1908. 4. La Aurora, 1916.
La imprenta: sede de la “Casa del Pueblo”
Con todo, El Despertar de los Trabajadores (el primer diario socialista del país, al decir de Recabarren, porque era parte integrante del POS) fue mucho más que un medio de prensa. En efecto, en el local del diario se llevaban a cabo múltiples actividades relacionadas con el gremialismo sindical, la acción partidaria y las dinámicas culturales: funciones teatrales (de allí surgió la agrupación teatral Arte y Revolución que estuvo activa hasta los años 30)[6], recitales de poesía, música, conferencias y charlas. El local también acogió al POS y a la sucursal iquiqueña de la Federación Obrera de Chile (FOCH).
Para el destacado dirigente comunista Elías Lafertte, quien fue testigo privilegiado de esta sede-imprenta: “En poco tiempo, y a pesar de nuestros precarios medios, la voluntad del grupo dirigente había montado algo que parecía una imprenta obrera y un partido de trabajadores. La azotea era bien aprovechada para hablar desde ella al pueblo, y el salón de actos jamás estaba vacío, pues le dimos mucha vida y actividad, y semanalmente había actos culturales, representaciones teatrales y conferencias”[7].
La principal fuente de financiamiento de El Despertar de los Trabajadores era su venta (“Cada lector de este diario debe conseguir pronto otro lector”[8], decía un eslogan) y los trabajos de impresión que realizaban para particulares, así como las colectas, donaciones, la venta de folletos, libros y tarjetas postales (con reproducciones de la imagen de pensadores e intelectuales europeos: León Trotsky, Carlos Marx, Emile Zola, Juan Jaurés, entre muchos otros), lo cual dinamizaba más aún la sede[9].
De esta manera, la llamada Casa del Pueblo cobró vida en torno al taller de imprenta, siendo replicado en las sedes del partido a lo largo del país y convirtiéndose muy pronto en un modelo a seguir para la sociabilidad de los comunistas y que tendría plena vigencia en gran parte del siglo XX[10].

Notas
[1] Carmelo Furci, El Partido Comunista de Chile y la vía al socialismo. Santiago, Ariadna Ediciones, 2000, p. 56.
[2] Recabarren, quien en 1922 le daría continuidad al POS fundando el Partido Comunista de Chile, “…quizás pueda ser considerado el creador de la prensa obrera en Chile. Entre los periódicos más importantes que fundó estaban: La Democracia (Santiago, 1899-1901), El Trabajo (Tocopilla, 1904-05); El Proletario (Tocopilla, 1903-05); El Grito Popular (Iquique, 1911); El Despertar de los Trabajadores (publicado por el POS, Iquique, 1912-17); y La Federación Obrera (Santiago, 1910-27)”, Carmelo Furci, El Partido Comunista de Chile y la vía al socialismo. Santiago, Ariadna Ediciones, 2000, p. 57.
[3] Luis E. Recabarren, “No se engañen”, El Despertar de los Trabajadores. Iquique, 20 de junio de 1912, citado por Eduardo Santa Cruz, Prensa y sociedad en Chile, siglo XX. Santiago, Editorial Universitaria, 2015, p. 50. Según Santa Cruz: “Entre 1900 y 1910 se fundó un promedio de dos publicaciones anualmente; entre 1911 y 1915 se fundaron 24 en total y, entre 1916 y 1926, la cifra llega a 139, con un promedio de casi 14 por año”.
[4] Jorge Rojas Flores, “La prensa obrera chilena: el caso de La Federación Obrera y Justicia, 1921-1927”, en Olga Ulianova, Manuel Loyola y Rolando Álvarez (edits.). 1912-2012. El siglo de los comunistas chilenos. Santiago, Instituto de Estudios Avanzados Universidad de Santiago de Chile, 2012, pp. 29-30.
[5] Manuel Loyola, “Lecturas rojas: libros y folletos comunistas en Chile, 1920 y 1926”, en Hernán Camarero y Manuel Loyola (edits.). Política y cultura en los sectores populares y de las izquierdas latinoamericanas en el siglo XX. Santiago, Ariadna Ediciones, 2016, p. 18.
[6] Recabarren le daba especial relevancia al teatro, incluso eran constantes las publicaciones y representaciones de piezas teatrales en las sedes en las que se hizo notar la cultura de los socialistas-comunistas. En este sentido, Manuel Loyola sostiene: “Hay todo un mundo relativo al teatro popular de orden obrero que juega un rol determinante en la transmisión de un cierto saber, de una cierta perspectiva de mundo, que es parte de esta cultura socialista de principios de siglo», “El libro y el folleto comunista chileno durante el siglo XX”, en A 100 años de la Revolución rusa. La experiencia comunista en Chile. Valparaíso, “Seminario de Historia y Sociedad”, Universidad de Valparaíso, 14 de noviembre de 2017 http://inédito.
[7] Pedro Bravo Elizondo, “El Despertar de los Trabajadores”, Araucaria, n° 27, 1984, p. 18.
[8] Este eslogan iba inserto al pie de página del diario, así se puede observar en un ejemplar: El Despertar de los Trabajadores. Iquique, sábado 22 de marzo de 1913, p. 2.
[9] Pedro Bravo Elizondo, “El Despertar de los Trabajadores”, Araucaria, n° 27, 1984, p. 23.
[10] “En 1922 Recabarren señalaba en un informe al Congreso del Profintern que la Federación Obrera tenía tres diarios a lo largo del país, con imprenta propia, siendo dos de ellos compartidos con el Partido Comunista. En el caso de El Comunista, afirmaba el mismo dirigente, su circulación era mayor ‘a toda la prensa burguesa en conjunto’”, Jorge Rojas Flores, “La prensa obrera chilena…”, p. 31.

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