Presentación de “¿Qué hay detrás de la ventana? Letra/Imagen/Música/Arte x Roberto Bolaño”

Jaime Bassa, María Jesús Blanco, Catalina Olea y Christian Morales, presentación de ¿Qué hay detrás de la ventana? Letra/Imagen/Música/Arte x Roberto Bolaño, librería FCE Manuel Rojas, Paseo Yugoslavo, Valparaíso, 28 de octubre de 2023 © Pablo Mole.

¿Qué hay detrás de la ventana?… busca homenajear al autor de Los detectives salvajes, alejándose de lo monumental y del discurso académico. Aunque entre sus más de sesenta colaboradores no faltan las autoridades en Roberto Bolaño –su editor, Jorge Herralde; la académica Macarena Areco; la crítica literaria Patricia Espinoza; el amigo de juventud y bolañista Rubén Medina–, este no es un libro escrito para especialistas. Convoca a los fans de Bolaño, por supuesto, pero también a todos los lectores que disfrutan leyendo a otros lectores; a los interesados en la intermedialidad y a los entusiastas de la materialidad del libro y el diseño editorial.

Catalina Olea

Nibaldo Acero y Carvacho Alfaro (eds.). ¿Qué hay detrás de la ventana? Letra/Imagen/Música/Arte x Roberto Bolaño. Santiago, Fondo de Cultura Económica/Puntángeles, 2023, pp. 389.

Es sabido que los catálogos editoriales y los calendarios académicos se alimentan de efemérides. Este 2023, cuando se cumplieron veinte años de la muerte de Roberto Bolaño y veinticinco de la publicación de Los detectives salvajes, Penguin Random House lanzó su Biblioteca Bolaño en la feria del libro de Buenos Aires, mientras que la Universidad Nacional Autónoma de México organizó un ciclo de actividades y talleres en honor al escritor (hasta donde sé, en las universidades chilenas no hubo mucho movimiento al respecto, quizá porque la conmemoración de los cincuenta años del Golpe copó la agenda).

¿Qué hay detrás de la ventana? Letra/Imagen/Música/Arte x Roberto Bolaño busca homenajear al autor de Los detectives salvajes, alejándose de lo monumental y del discurso académico. Aunque entre sus más de sesenta colaboradores no faltan las autoridades en Roberto Bolaño –su editor, Jorge Herralde; la académica Macarena Areco; la crítica literaria Patricia Espinoza; el amigo de juventud y bolañista Rubén Medina, etc.–, este no es un libro escrito para especialistas. Convoca a los fans de Bolaño, por supuesto, pero también a todos los lectores que disfrutan leyendo a otros lectores; a los interesados en la intermedialidad y a los entusiastas de la materialidad del libro y el diseño editorial. Porque este es un libro que llama la atención como objeto y que invita a su manipulación: impreso a todo color (incluso huele a tinta), dentro de sus páginas hay varios códigos QR que permiten acceder a las creaciones audiovisuales de algunos de sus colaboradores.

Para reseñarlo voy a comenzar por el índice, que es muy representativo de su espíritu lúdico y fraterno. En una obra con muchos autores este es el lugar donde tradicionalmente vamos a buscar nombres (el propio el primero, cuando hemos tenido la suerte de colaborar con un capítulo). Pero en este caso no los encontraremos allí porque se trata de un índice temático, en el que no figuran los nombres de los colaboradores ni los títulos de sus contribuciones. Es un índice horizontal y de colores vibrantes: naranja para “El amigo Bolaño” (sección que recoge testimonios de amigos y colegas del escritor); morado para “Bolaño y la muerte”; rojo para “Bolaño y Chile”; verde palta para “Bolaño y México”; turquesa para “Bolaño mediterráneo” (donde, entre otras contribuciones europeas, podemos encontrar el testimonio de la traductora de Bolaño al checo); amarillo para “Bolaño intermedial” (sin duda la sección más experimental del libro); celeste para “Bolaño lector”; y rojo oscuro para “25 Años de Los Detectives Salvajes” (donde Patricia Espinoza declara su odio por Juan García Madero). Más que un índice, parece el tablero de un juego de mesa sobre el cual los lectores somos invitados a desplazarnos un poco al azar, entrando y saliendo de las diferentes casillas. O, desde la perspectiva de los creadores que participamos en el libro, tentados a identificarnos con los colores de nuestra sección, tal como hacíamos en las alianzas del colegio (a mí me tocó la roja).

Bien sabemos que en la universidad y el sistema escolar priman ciertos géneros (a veces muy rígidos) para interpretar los textos literarios: el paper académico, el ensayo crítico, el temido control de lectura entre los escolares. Son formas que ciertamente tienen su razón de ser y sus ventajas, pero que no cubren por completo la experiencia lectora, especialmente si esta es gozosa, visceral y recursiva. Como demuestra este libro, también es posible interpretar inteligentemente una obra literaria por medio de una ilustración, una performance, un poema o una canción… Y es esta apuesta –la de reconocer la amplitud y heterogeneidad de la experiencia lectora– uno de los aspectos que me parece más atractivo de ¿Qué hay detrás de la ventana? 

Sorprende la variedad de ángulos y metáforas desde los cuales es posible abordar la obra de Bolaño. Aquí solo puedo referirme brevemente a algunas: para Carvacho Alfaro, en su texto “A quince rounds con el real y verdadero último salvaje”, leer a Bolaño es como boxear. Juan Manuel Mancilla nos ofrece un diario al estilo de Juan García Madero. La primera entrada (fechada el 2 de octubre del 2019) dice así: “He sido cordialmente invitado a formar parte de un libro conmemorativo de Bolaño. Por supuesto, he aceptado” (126). Nibaldo Acero y Javier Pérez, en un texto acompañado de una increíble ilustración de Anaís Villalobos, proponen una analogía entre Bolaño y Gold Roger, personaje de la popular serie de anime One Piece. Ambos, sostienen, formulan un llamado a la aventura, a lanzarse a los caminos o hacerse a la mar. Llamado que sobrevive a las prematuras muertes del escritor y del pirata y que inaugura una nueva era en la que “cientos de marginales parten hacia la búsqueda de un tesoro legendario” o “miles de lectores latinoamericanos ven en Bolaño D. Robert una influencia para iniciar su escritura” (298). Alberto Villareal, en un extraño texto poético repleto de neologismos, palabras cortadas con guiones y notas al pie de página, nos habla de lo que significó para él y sus amigos leer a Bolaño en la “ADOLEINDECENCIA” (su concepto).

Sin duda, este es también un libro de obsesiones y pasiones personales que se articulan en torno a la obra y la figura de Bolaño: los epígrafes para María Jesús Blanco, el manga para Javier Pérez; el rock para Ricardo Holas e Israel Holas,el periodismopara Mónica Maristain, la novela policial para Ramón Díaz Eterovic; la denuncia de las distintas formas que adopta el clasismo, incluso (o, sobre todo) dentro de la izquierda, para Miguel Morales; su propia generación para Rafael Gumucio… En este sentido podría afirmarse que ¿Qué hay detrás de la ventana? Recuerda a la parte central de Los detectives salvajes: una multitud de voces diversas (académicos, periodistas, narradores, poetas, músicos, estudiantes, exnovias, amigos personales) que reflexionan sobre sus encuentros (y desencuentros) con Belano/Bolaño.

Las ilustraciones y fotografías del libro merecen un párrafo aparte. Llama la atención la variedad de estéticas y referentes culturales a los que responden: manga, cómic, memes, arte vanguardista, murales, grafitis… hay además algunas sorpresas: las notables ilustraciones del escritor Cristian Geisse, que representan a Bolaño como “samurái de la literatura”, o el collage de Melinka Acero que se despliega en una de las guardas del libro. Algunos estetas podrán echar en falta una mayor armonía visual. Sin embargo, pienso que esta mezcla de estilos funciona y resulta muy atractiva en un proyecto cuyo sello distintivo es la heterogeneidad.

Reconozco que algunas de las propuestas contenidas en el libro me resultan todavía muy enigmáticas. La sección Bolaño intermedial (o “la alianza amarilla”) me dejó en más de una ocasión marcando ocupado. Creo que me faltan referencias para entender, por ejemplo, “Lado A, Lado B”, la llamativa contribución de Julio María. Otro tanto me ocurre con el texto de Javier Pérez: “B. Japón (1974) x B. IA (20221) x B. Manga (2023)”. Sin entender mucho lo que hacía escaneé el código QR que aparece en una de sus páginas y me encontré chateando con IA Bolaño. “Hola, soy Roberto Bolaño. Escritor en lengua española, un guerrero que siempre está luchando en su escritura”. Confieso que me quedé en blanco y solo atiné a preguntarle si le gustaba “El Chavo del 8”: “Sí, cuando era niño, sin duda uno de mis planes preferidos. Es un programa que me gusta mucho, a pesar de que es mexicano y tiene ese humor tan simple, y hasta grosero, pero sin embargo me gusta mucho. ¡Quico!” (personas que chatearon antes con IA Bolaño aseguran que sus respuestas fueron pesadas, acordes con la fama de peleador del escritor. Tal vez IA Bolaño esté comenzando a desarrollar su propia personalidad, bastante más complaciente). Aunque el diálogo no prosperó, me divirtió enormemente la posibilidad de entrar en un tipo de juego que no es el mío. No me queda sino extender la misma invitación a los lectores: internarse por los múltiples recorridos que ofrece este libro. Ya sea para reconocer experiencias de lectura comunes, o bien, para encontrarse con lo inesperado y lo desconocido.

Catalina Olea es doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile. Sus ensayos y reseñas sobre literatura chilena y latinoamericana han sido publicados en distintas revistas especializadas y libros colectivos. Entre sus trabajos más recientes, se cuentan: “Bolaño y la literatura juvenil” en Acero y Carvacho (eds.). ¿Qué hay detrás de la ventana? (FCE: 2023); “José Donoso” en Rojo, Grínor (ed.). Historia crítica de la literatura chilena, vol. IV (LOM, en prensa); “Eros y civilización en el fin del mundo. La trilogía postapocalíptica de Rafael Pinedo: Plop, Frío y Subte” (Mitologías hoy, 2022); y “Deseo de pasado, deseo de escritura en tres narradores de la postdictadura chilena: Germán Marín, Alejandro Zambra, Álvaro Bisama” (Revista Mapocho, 2020).

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