El estudio de revistas culturales ha propiciado el encuentro inexorable de diversas disciplinas que han intentado dialogar en torno a estos artefactos. De igual manera, las metodologías utilizadas para su abordaje son variadas, mostrando diversas opciones de trabajo, que son resultado del mismo diálogo interdisciplinario. Desde la Historia, la Sociología, el Arte y las Comunicaciones, las revistas culturales se han llenado de distintas nociones, provenientes de disciplinas diversas, enmarcando la construcción de un objeto que intenta lograr un consenso interdisciplinario

Claudio Berríos Cavieres
En los últimos años se ha producido un significativo acercamiento al estudio de revistas culturales en América Latina. Tanto libros como coloquios han puesto énfasis en la aproximación a estos aparatos culturales, codificándolos como elementos centrales al momento de configurar redes intelectuales a lo largo del siglo XX, constituyéndose –como lo señala Fernanda Beigel (2003)– como documentos históricos de peculiar interés para una historia de la cultura.
En las revistas culturales podemos encontrar el espacio en que se desplegaron propuestas políticas y culturales, junto a una exposición a escala del contexto político-social de un espacio y tiempo determinado. Sin embargo, considerar a las revistas culturales como documentos históricos para abordar los antecedentes en la vida de un autor y autores o el análisis de su realización cultural e ideológica-estética de un grupo, nos puede llevar al mero registro y composición de las revistas como “fuentes”, reduciendo su espacio de investigación. Hasta hace unas décadas, la mirada crítica se había especializado en el ordenamiento bibliográfico de los y las autoras/as que escribían en las revistas, y la revisión de los discursos que estas contenían, pero no existía un interés en la revista en sí misma, en tanto condición material y estrategia editorial, que no solo buscaba exponer ideas y propuestas, sino también contribuir en la construcción del campo cultural e intelectual (Alvarado, 2016).
En tal sentido, las revistas se han transformado en un objeto de estudio autónomo, y no solo como fuente documental que sirva de soporte para una disciplina en particular (Pita y Grillo, 2012). El estudio de revistas se ha enmarcado en una apertura metodológica y disciplinaria, enfocada no solo en lo que en ellas se inscribió, sino también en su producción material y todo el entramado técnico que en ella se depositó. Es lo que se ha llamado “giro material”, vale decir, el intento por escribir una historia menos centrada en la lectura de textos que en el análisis de otros objetos cargados de significado cultural (Grafton, 2007). Esta idea de “giro material” necesita un trabajo investigativo enfocado –en el caso particular de revistas culturales– en las formas de producción, edición, difusión y recepción del aparato cultural estudiado. Esto implica, además, comprender las redes de sociabilidad presentes en estos elementos: autores, lectores, editores, agentes literarios, periodistas, grupos intelectuales, entre otros. Establecer este tipo de relaciones posibilita el diálogo con las ideas presentes en una revista cultural, haciendo posible, como señala Saferstein (2013), “llevar a cabo una historización de las ideas y de la cultura impresa” (p. 143). En tal sentido, el “giro material” otorga elementos de análisis que exceden la mera investigación de los discursos, pues, su centralidad se encuentra en “la cultura impresa, considerando desde una perspectiva material”, en este caso a una revista, “y a los agentes intermediarios entre la producción de ideas y representaciones, su posterior materialización y su consumo” (Saferstein, 2013, p. 140).



Atendiendo a este “giro material”, el estudio de revistas culturales ha propiciado el encuentro inexorable de diversas disciplinas que han intentado dialogar en torno a estos artefactos. De igual manera, las metodologías utilizadas para su abordaje son variadas, mostrando diversas opciones de trabajo, que son resultado del mismo diálogo interdisciplinario. Desde la Historia, la Sociología, el Arte y las Comunicaciones, las revistas culturales se han llenado de distintas nociones, provenientes de disciplinas diversas, enmarcando la construcción de un objeto que intenta lograr un consenso interdisciplinario (Tarcus, 2020).
En general, las revistas culturales en América Latina pueden ser entendidas por medio de tres aristas básicas en la conformación de su investigación:
- Las revistas como soportes materiales de las ideas;
- Las y los intelectuales que piensan y razonan estas ideas, generando alianzas, redes y disputas;
- Los ámbitos en los que ideas e intelectuales se proyectan en vista a una conservación o modificación del espacio estético y político en el cual se encuentran (Granados, 2012).
Entendiendo que las revistas culturales plantean el problema de dar cuenta de un tiempo presente que se relaciona con un futuro que se ambiciona (Delgado, 2014), se entiende que las revistas son un artefacto de naturaleza dual, que debe ser descrito por su estructura y por su intención de uso (Broncano, 2008). Esto quiere decir que toda revista cultural presenta una instancia de tensión entre la propuesta político-cultural que un grupo ha depositado en ella, y las repercusiones y usos que dicha revista puede generar en los diversos medios donde incide. En tal sentido, las revistas culturales luchan por posicionarse dentro de lo que Bourdieu (1983) llamó un “campo intelectual o cultural”, en el cual “los agentes se enfrentan, con medios y fines diferenciados según su posición en la estructura del campo de fuerzas” (p. 34). Las revistas culturales, por ende, no son agentes neutros, sino que entran en sus propios campos a disputar espacios, generando alianzas y estableciendo desencuentros.
A su vez, las revistas están relacionadas estrechamente con la historia intelectual. Como una suerte de contraposición a la historia de las ideas, la historia intelectual pone el foco hacia una reelaboración de los y las “grandes intelectuales”, presentándolos/as dentro de tramas políticos-culturales más vastas (Tarcus, 2015). Beatriz Sarlo (1992) señala que en toda revista se encuentra la afirmación inicial “publiquemos una revista”, expresión que demuestra el intento por visibilizar un conjunto o grupo político cultural determinado. Es por esto que las revistas culturales parten desde la premisa de ser instancias de trabajo colectivo. Cada revista constituye un “ámbito” o forma de un “tejido humano” con sus escrituras, su modo de funcionamiento, y del que es posible establecer, a partir de diversos factores, una multiplicidad de tipologías (Pluet-Despatin, 2014).



Entre los trabajos más recientes en torno a las revistas culturales, desde una perspectiva de “giro material”, Antonia Viu (2019) presenta la idea de “materialidad de lo impreso”, intento que va más allá del mero estudio de la construcción y conformación material de una revista (tipo de papel, número de tiraje, costos, formas de circulación, etc.), sino también en el lenguaje en el que se ensamblan una serie de elementos con una temporalidad e intensidades propias, dadas por sus posibilidades técnicas y las prácticas de las que ha formado parte. De esta manera, este tipo de trabajos se inscriben dentro de las propuestas investigativas que buscan describir y analizar dimensiones de la revista que exceden en mucho su consideración como mero vehículo de textos e imágenes (Delgado, Mailhe y Rogers, 2014), haciendo de su composición interna (tipo de letra, imágenes, temas, secciones, propaganda, publicidad) un entramado que se extrapola hacia las demás entidades en contacto. Implica entonces, establecer las relaciones políticas y corporales entre escritura y lectura, entre autores y lectores, entre autores y mercado, etc.
Tarcus (2020) señala que las revistas culturales pueden ser consideradas como artefacto cultural complejo, puesto que ellas poseen un espesor teórico-práctico que se diluye en múltiples acciones materiales y discursivas propias de la misma. Es decir, las revistas culturales tienen “la ventaja de llamar nuestra atención sobre un conjunto de técnicas, saberes y prácticas que hace a la tekné de una revista, y que atañen tanto a su producción escrita como a su producción gráfica y tipográfica” (Tarcus, 2020, p. 62). Todo este entramado puede dar cuenta de las formas y estructura particular de cada revista. Siguiendo a Isava (2009), cada revista cultural, en su calidad de artefacto cultural, “pone en funcionamiento” redes de significación que lo hacen posible y lo justifican, pero al mismo tiempo las patentiza al escenificarlas en una suerte de inscripción significante susceptible de ser leída, analizada, interpretada, (re)pensada” (p. 448). Esto hace que cada revista cultural, en su condición de artefacto, tiene la capacidad de poner en obra definiciones y concepciones de la cultura, reafirmando dichas ideas, o tensionándolas. En otras palabras, intentando reconfigurar el campo cultural donde la revista se inserta. Como señala Zamorano (2018), el canon de una revista no solo se aprecia por un tipo de lector o lectura particular de una disciplina en particular presente en este artefacto, sino también en “una filiación con una cierta identidad colectiva” (p. 13).
En la actualidad, se puede dar cuenta de cientos de centros de investigación que han logrado reunir un variado tipo de revistas político y/o literarias producidas a lo largo del siglo XX. Tanto en espacios físicos, como en portales virtuales, se han constituido importantes repositorios de revistas latinoamericanas a lo largo del siglo XX, un acervo político cultural de nuestra región que aún se encuentra a la espera de investigaciones.



Referencias
Alvarado, M. (2016). Revistas culturales y literarias chilenas de 1900 a 1920: legitimadoras del campo literario nacional. Santiago: Editorial Cuarto Propio.
Beigel, F. (2003). “Las revistas culturales como documentos de la historia latinoamericana”. En: Utopía y Praxis Latinoamericana, n° 20, ISSN 1315-5216, pp. 105-115.
Bourdieu, P. (1983). Sociología y cultura. México: Grijalbo.
Broncano, F. (2008). “In media res: cultura material y artefactos”. En: ArtefaCToS, n° 1, ISSN en tramitación, pp. 18-32.
Delgado, Mailhe, A. y Rogers, G. (coords.) (2014). “Introducción”. En: Delgado, Mailhe, A. y Rogers, G. (coords.). Trama de impresas. Publicaciones periódicas argentinas (XIX-XX), pp. 8-9. Argentina: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata.
Delgado, V. (2014). “Algunas cuestiones críticas y metodológicas en relación con el estudio de revistas”. En: Delgado, Mailhe, A. y Rogers, G. (coords.). Trama de impresas. Publicaciones periódicas argentinas (XIX-XX), pp. 11-25. Argentina: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata.
Grafton, A. (2007). “La historia de las ideas: preceptos y prácticas, 1950-2000 y más allá”. En: Prismas, n° 11, pp. 123-148.
Granados, A. (2012). “Introducción”. En: Granados, A. (Coord) Las revistas en la historia intelectual de América Latina: redes, política, sociedad y cultura, pp. 9-19. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
Isava, L. (2009). “Breve introducción a los artefactos culturales”. En: Estudios. Revista de Investigaciones literarias y culturales, n° 34, pp. 439-452
Pita, A. y Grillo, M. del C. (2012). “Revistas culturales y redes intelectuales: una aproximación metodológica”. En: Temas de Nuestra América, N° 54, ISSN 0259-2339, pp. 177-194
Pluet-Despatin, J. (s/f). “Contribución a la historia de los intelectuales. Las revistas” (traducción de Horacio Tarcus; revisión técnica de Margarita Merbilhaá). En: AMÉRICALEE. El portal de publicaciones latinoamericanas del siglo XX, ISSN 2545-823X. Disponible en: www.americalee.cedinci.org.
Saferstein, E. (2013). “Entre los estudios sobre el libro y la edición:el “giro material” en la historia intelectual y la sociología”, en Información, cultura y sociedad: revista del instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, n° 29, UBA: Buenos Aires, pp. 139-166.
Sarlo, B. (1992). “Intelectuales y revistas: razones de una práctica”. En: América: Cahiers du CRICCAL, n° 9-10, pp. 9-16.
Tarcus, H. (2015). “Una invitación a la historia intelectual. Palabras de apertura del II° Congreso de Historia Intelectual de América Latina”. En Revista: Pléyade, n° 15, ISSN 0719-3696, pp. 9-25.
Tarcus, H. (2020). Las revistas culturales Latinoamericanas. Giro material, tramas intelectuales y redes revisteriles. Buenos Aires: Tren en movimiento.
Viu, A. (2019). Materialidad de lo impreso. Revistas latinoamericanas 1910-1950. Santiago: Metales Pesados.
Zamorano, C. (edit.) (2018). Escrituras en tránsito. Revistas y redes culturales en América Latina. Santiago: Cuarto Propio.

Claudio Berríos Cavieres (Valparaíso, 1987). Profesor de Historia, Licenciado en Historia y Educación, Magíster en Filosofía, Universidad de Valparaíso. Doctorante en el Programa de Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, Universidad de Valparaíso. Miembro del Centro de Estudios de Pensamiento Iberoamericano de la Universidad de Valparaíso y parte del Comité Consultivo de la Cátedra Mariátegui. Editor de los Cuadernos CEPIB-UV. Actualmente es becario ANID. Ha publicado artículos en revistas nacionales e internacionales; y los libros Ensayos e investigaciones. Hacia una modernidad arcaica (2020); Contrapuntos latinoamericanos. Doce ensayos políticos-filosóficos para problematizar el continente (2020, coeditor junto a Gonzalo Jara); y el capítulo “Una revolución artística no se contenta de conquistas formales” en Jorge Polanco y Gonzalo Jara, Cien años de Los heraldos negros. Escrituras en torno a la poesía de César Vallejo (2019). [Todos descargables en Ediciones Inubicalistas]